viernes, 18 de abril de 2014

Ojo de Agua: más allá del Templo Zen










Más allá del Templo Zen, ubicado en el Barrio Ojo de Agua, en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina allí donde los caminos parecen perderse entre los montes al costado del Cerro Uritorco, y al final del camino, se encuentra un camping. Este a diferencia de otros, tiene como fundamento, según gente que lo habita actualmente, conservar, no solamente “la reserva natural” (flora y fauna), sino también lo ancestral, cultural y las raíces de los primeros pobladores.


Bernabé Leal (dueño del lugar) cuenta: <<apuntamos principalmente a que no se pierdan las costumbres que tenían los habitantes de “Ojo de Agua” y en general, en el campo. Por esto que una de las actividades principales que se están llevando a cabo es la de hacer caminatas o cabalgatas para el reconocimiento de plantas medicinales y piedras de la zona. Se hacen, además, “secados de frutas”, actividad que realizaba mucho mi familia. Sumado a esto preparamos dulces caseros con duraznos e higos que hay en la “Tramontana”, con las plantas que utilizaban los antiguos pobladores. Otra costumbre que llevamos a cabo es la “práctica de la apicultura”, preparan la miel y derivados que luego junto a los dulces, secado de frutas y yuyos medicinales, son vendidos.>>


Lo que asombra de este camping es que solo llegan algunos, gente que por curiosidad se animó a ir más allá del Templo Zen, y otra que ha llegado por recomendación de los que ya conocían. Por lo que no es muy conocido y no hay una gran difusión promocionando al sitio, y esto es lo que lo hace tan único, un verdadero lugar para descansar.

Se acercan grupos de meditación o de algún tipo de arte marcial, por lo general. Obviamente también llegan familias, parejas, mochileros, o grupos de amigos, y quienes desean quedarse deberán hacerlo con consciencia de respeto hacia el lugar.

Hay veces que llegan viajeros, quienes al no poder pagar, y a la vez tener interés de vivir la experiencia del campo, se les da trabajo a cambio de hospedaje en el mismo.


El costo por la estadía ya sea por hacer caminatas o por quedarse en el lugar a acampar, o pasar el día, es a voluntad, a consciencia.


Está rodeado por alambrados que limitan al camping; al norte con el complejo del 44; al sur la casa de la señora Rosa; al este y al oeste está limitada por campos comprados y privados.

Cuenta con mesas; asadores; baños (con agua fría y caliente) y no cuenta con electricidad de la ciudad (aunque si hay un generador de electricidad) y tampoco cuenta con gas natural (garrafas).


Al igual que otros lugares conocidos, encierra un gran misticismo, ya que se comenta de avistamientos de OVNIS, seres de otras dimensiones (posiblemente de la famosa ciudad intra-terrena Erks) y elementales del bosque (hadas y duendes). De hecho se cree que hay seres que cuidan al lugar, y que bajan desde un portal ubicado en la “barranca de los loros”; que el arroyo trae voces de los comechingones que pueden ser oídas por algunos, y que solo tiene que llegar, el que tenga que llegar. Hay una pequeña casa que se construyó alrededor de un tronco de árbol la cual llaman “la casa de los duendes” y luego hay tres casas más donde antes vivían los primeros pobladores.


Perdida en la lomada, se encuentran los restos de una casa de adobe y barro, en donde se dice que vivía un payaso hippie.

Bernabé también cuenta: << hubo varios grupos de jóvenes que con mucho labor y esfuerzo, siguiendo la tradición de la huerta orgánica del lugar, han llevado a cabo con mucho sacrificio, y a pesar de las condiciones climáticas a veces no favorables para la misma, una variedad de plantaciones como ser: maíz, zapallo, melón, sandía, tomates, morrones, maíz negro de Bolivia, chaucha, repollo, rúcula, lechuga, quínoa, acelga, remolacha y porotos; que saqué adelante junto y con ayuda de los jóvenes compañeros, a la huerta que parecía no avanzar.>>

A lo largo de estos relatos que nos brinda Berna, podemos notar no solamente el gran interés de estos jóvenes por el respeto e aprecio a la naturaleza y las tradiciones, y por qué no a la magia que encierra este maravilloso lugar, sino aun a la labor valorable inspirado por el dueño, el cual ya se considera con algunos años de edad, y piensa y siente que todos estos conocimientos que posee, deben ser transmitidos a la gente para hacerles saber que no todo se compra y vende y que existen alternativas para vivir, y mejor, cuidando nuestro planeta que es nuestro gran hogar, y que no es imposible morirse enfermo ni de hambre como nos hace creer la sociedad del consumo capitalista, <<todo está en la naturaleza, a nuestro alcance de las manos>> comenta siempre Berna.

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